(TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS)
EL PRINCIPIO DEL FIN
Ya no tiemblo cuando tu lengua brota desde mis labios
tus manos ya no exploran mis entrañas,
todo se rompió en mi vientre.
Ya no se mezclan tus dedos con mis muslos,
ya no sufro de placer mirándome dentro de ti.
Se fue el latir de mis pechos lejos de tu almohada
mi saliva ya no siembra en tu cuerpo,
no escucho el tintineo de tus pies en mi espalda;
ya no fluye a borbotones mi ser en tu boca
Quiero volver a sentir tus dedos tamborileando en mi alma…
SUEÑOS
I
Me recuerdas a alguien que jamás he visto, a un breve deseo
tus manos las llevo metidas en mi espalda,
ovilladas como a un suspiro.
Retengo en mi boca tu sabor dulce que nunca he probado
tu aliento viaja conmigo en mi nuca;
mi almohada guarda doblado tu olor en un pliegue escondido
mis muslos tienen tatuados tus huellas invisibles.
DESPEDIDA
II
Si te vas mi lado izquierdo quedará huérfano de manos
la luz se volverá oscura y pesada
mi cama coja de deseo acabará sonámbula.
Si te vas me quedaré suspendida de tus palabras
con mis ojos arrancados por la duda de quedarme
mi piel se cuarteará como la tierra seca y rugosa.
Si te vas todo quedará arrasado en mi pecho
las uñas ensangrentadas por el peso de la culpa
mi pelo se enmarañará tejido por la amargura.
AUTORRETRATO
I
Yo.
La de la culpa incrustada en el pecho,
la que te agarra las manos siempre,
la que sostiene la mirada
la que no se mira dentro
la de los ojos tristes, profundos
la que llora por tu dolor
la que se esconde del suyo,
la que miente por no dañarte
la que se miente y se daña,
la que nunca te fallará
la que siempre se falla,
la que mira, la que calla…
La que te quiere incondicionalmente
la que se quiere con condiciones,
la que quiere que luches sin tregua
la que se rinde cuando tropieza,
la que te admira por valiente
la que se lamenta cobarde,
la que mira, la que calla…
La que te pone los pies en la tierra
la que vive colgada de un sueño,
la que quiere irse lejos
la que siempre se acaba quedando,
la que te consuela cuando sufres
la que no sabe consolarse,
la que quiere que cumplas tus sueños
la que ya renunció a los suyos,
la que mira, la que calla…
La que se atraganta con sus verdades
Yo.
III
Me gusta caminar sola por ciudades sin nombre mientras cuento escalones para calmar mis manos ansiosas,
descubrir paraísos ajenos mientras duermo enrollada en tu vientre partido,
pasear junto a tus manos soñadoras y claras dejando que me muestren el sendero,
huir descalza de los bosques de tus promesas no cumplidas
evitando que me pises los pies heridos por el hilo de tus palabras rotas,
que acomodes mi pelo en silencio, mirándome desde lejos ciego de deseo
fumar en la ventada encaramada, muda, bañándome con la oscuridad fría.
Aferrarme a las cadenas rotas de tu egoísmo que dices cuando no me miras
cerrar las puertas que otros abren y asomarme dentro de tus sueños,
alejarme a hurtadillas de tus besos con el aliento entrecortado
con verdades vertidas en frascos de desaliento derramado, ya vacíos.